John Rykener, un transexual en el siglo XIV

Estamos en Londres; la fecha, el 18 de diciembre de 1395. Ese día compareció en juicio un hombre llamado John Britby. Unos días antes había sido sorprendido en Soper’s Lane (una calle del barrio de Cheapside, en la capital inglesa) teniendo sexo con una prostituta llamada Eleanor Rykener, entre las 8 y las 9 de la noche. Ambos fueron arrestados y encerrados en la cárcel de la ciudad a la espera de ser juzgados. Sin embargo, la acusación que pesaba sobre ellos no era la de fornicación o prostitución sino la de ejercer el “illud vitium detestabile, nephandum, et ignominiosum” (“vicio detestable, innombrable e ignominioso”); es decir, se les acusaba de sodomía y de mantener relaciones sexuales entre hombres.

Quema de sodomitas en la Edad Media
Y es que la tal Eleanor Rykener resultó ser un hombre llamado John que se vestía de mujer para ejercer la prostitución. Britby, creyendo que era una mujer, había contactado con ella y, después de acordar el precio, se habían retirado tras un puesto ambulante. Allí fueron sorprendidos por las autoridades y detenidos. Fue poco después cuando se descubrió el verdadero sexo de la prostituta, que en un interrogatorio contó lo que le había llevado a esa vida. En su declaración, el cliente Britby siempre negó saber que estaba con un hombre, y sostuvo que creía estar practicando sexo con una mujer. Las actas del juicio, en latín medieval y no en inglés medio (ya que el latín, a diferencia del inglés, es un idioma con género gramatical) aún se conservan y fueron descubiertas en 1995 por investigadores ingleses. Esta es la narración de la vida de John Rykener contada por él mismo.

La bordadora

La historia de cómo John Rykener llegó a ser la prostituta Eleanor comienza unos años antes, cuando encontró a una mujer llamada Elizabeth Brouderer (apellido que significa “bordadora”). Esta mujer puede ser identificada como Elizabeth Moring (en esa época era habitual que las personas adoptaran su oficio como apellido). No sabemos quién contactó con quién, pero el caso es que en poco tiempo Rykener se encontraba vestido de mujer, siendo llamada Eleanor y trabajando en su taller. Sin embargo, el negocio de Brouderer no se limitaba al bordado; parece ser que contactaba con jóvenes aprendices a las que luego prostituía. De hecho, una de las prostitutas a sus órdenes era su propia hija Alice.

Supuesto retrato de John Rykener
La llegada de Rykener abrió una nueva vía de negocio para la bordadora. La cosa era como sigue: Elizabeth Brouderer ofrecía a los clientes pasar la noche con Eleanor. Cuando alguno aceptaba, el cliente era llevado a una habitación a oscuras; sin embargo, en la cama no aguardaba Eleanor, sino que Alice, la hija de la bordadora, la sustituía. Una vez pasada la noche, Alice salía temprano de la habitación, y Elizabeth y Eleanor entraban en ella. Elizabeth revelaba la verdadera naturaleza masculina de Eleanor y chantajeaba al cliente, ya que la sodomía se castigaba más duramente que la fornicación. Los clientes, convencidos de que habían pasado la noche con un hombre, se avenían a pagar con tal de no ser denunciados.

Esta forma de chantaje redondeaba las ganancias de Brouderer, y además permitía que la reputación de su hija se mantuviera intacta (algo crucial para poder casarse luego) mientras que la mala fama recaía sobre Eleanor en su totalidad. De la declaración de Rykener ante el tribunal se desprende que esta Alice hacía todo esto por placer (“por el gusto de la lujuria”, dice textualmente la confesión) y no por dinero, aunque su madre sacara beneficio económico con ello. No obstante, y según se deduce de lo que se declaró a continuación, Eleanor no ejercía realmente todavía el oficio de la prostitución. Eso le fue enseñado poco después por una mujer llamada Anna.

A la manera de una mujer

Rykener debió pensar que, ya que tenía la mala fama de ser prostituta, lo mejor sería hacer honor a dicha fama y empezar a ganar dinero con ello. Fue así como conoció a una tal Anna, que le enseñó a tener relaciones con hombres “modo mulieri” (“a la manera de una mujer”, según se recoge en el acta del interrogatorio). Poco sabemos de esta Anna. En la declaración de Rykener se la describe como “meretrix quondam cuiusdam famuli domini Thome Blount” (“la meretriz de un antiguo sirviente de Sir Thomas Blount”). Esta frase puede significar tanto que esta mujer era una prostituta frecuentemente visitada por este sirviente como que ambos vivían amancebados. En cualquier caso, esta descripción da pie a una curiosa teoría que veremos al final.

Con estos conocimientos recién adquiridos, y viviendo aún con la bordadora, empezó a trabajar como prostituta. La declaración de Rykener recoge que un hombre llamado Philip, rector de Theydon Garnon, fue su primer cliente. No sabemos si por no estar satisfecha con el pago o por otra razón, Rykener se apropió de varios vestidos de Philip. Cuando éste exigió que se los devolviera, Rykener lo acalló afirmando que ella tenía un marido que la defendería en los tribunales. No sabemos cuánto tiempo más estuvo bajo el techo de Brouderer pero no debió ser mucho, ya que en la declaración se afirma que poco tiempo después se trasladó a Oxford.

Interrogatorio de John Rykener
En Oxford, Rykener trató de establecerse como bordadora (probablemente siguiendo el mismo negocio que Elizabeth Brouderer), a la vez que continuaba ejerciendo la prostitución. Según se relata en la declaración, Tuvo relaciones con al menos tres eruditos de la Universidad (incluso sus nombres aparecen reflejados: uno Sir William Foxlee, otro Sir John y el tercero Sir Walter), y según las actas mantuvo relaciones con los tres varias veces en un pantano (la palabra es textual de la declaración). Sin embargo, no debieron irle muy bien las cosas ya que a las cinco semanas se trasladó a la vecina localidad de Bunford.

Allí Rykener trabajó como tapster (un oficio a medio camino entre camarera y prostituta) en una taberna llamada “Swan”, propiedad de un tal John Clerk. En la declaración se afirma que mantuvo relaciones con al menos nueve hombres, aunque parece ser que sólo cuatro le pagaron. Desconocemos si no le pagaron porque Rykener estuvo con ellos por placer o porque le engañaron. En cualquier caso, hay varios detalles curiosos de esta etapa de su vida. Uno es que tres de esos hombres eran frailes (y de hecho uno de ellos, un franciscano, le pagó sus servicios con un anillo de oro) y los otros seis eran extranjeros. El otro detalle curioso es que la tarifa de Rykener no era fija, ya que variaba entre los 10 peniques y los dos chelines (24 peniques). En cualquier caso, su paso por Bunford también fue efímero, ya que estuvo allí sólo seis semanas.

De vuelta a Londres

Desde Bunford se trasladó a Beaconfield, una ciudad a medio camino entre Oxford y Londres. Fue en esta ciudad donde, según su propia declaración, mantuvo relaciones con dos frailes franciscanos “concubuerunt ut cum fémina” (“como una mujer”); pero lo más curioso es que también mantuvo relaciones como hombre con una mujer llamada Joan, hija de un tal John Matthew. Varios interrogantes se abren aquí: ¿Se acostaba Rykener con Joan como John o como Eleanor? ¿Y con los frailes? Sabemos que la expresión utilizada en la declaración (“como una mujer”) no significa que lo hiciera vestida como tal, sino que hacía los actos propios de las mujeres. Asimismo, desconocemos los detalles de sus encuentros con Joan, de modo que no sabemos qué tipo de relaciones tuvieron.

Situación de Soper's Lane (a la derecha de la imagen)
En cualquier caso, Rykener volvió a Londres y se dedicó a lo único que sabía hacer bien y que le podía dar ingresos: la prostitución. Detalla que prefería a los eclesiásticos porque pagaban más y mejor que los demás. Y hay un detalle revelador: Rykener cuenta que mantuvo relaciones “como hombre” con multitud de monjas y mujeres, tanto solteras como casadas. Además, a las mujeres no les cobraba, cosa que sí hacía con los hombres. En la declaración se narra que mantenía los encuentros con los clérigos en las cercanías de la Torre de Londres, en un callejón detrás de la Iglesia de Santa Catalina. En esa vida estaba cuando fue detenido junto a John Britby, tal y como se contó al principio. La declaración de Rykener acaba aquí y desconocemos el final de la historia. El hecho de haber sido juzgado por un tribunal civil y no eclesiástico nos permite ser optimistas sobre su destino, ya que lo más probable es que saliera libre con una multa (y no quemado en la hoguera, algo que habría sido su destino de caer en manos de un tribunal religioso).

No obstante, existen algunas evidencias indirectas de la suerte de nuestros personajes. Un John Britby era más tarde el vicario de una parroquia pobre y oscura de Yorkshire y un tal John Rykener, vendedor, escapó del obispo de la prisión de Stortford en Londres en 1399. No podemos saber que éstos son los mismos hombres, pero las fechas y los nombres sugieren que podrían ser ellos. Asimismo, William Foxlee, uno de los clientes de Rykener en Oxford, puede haber sido el capellán del Nuevo Colegio del que se tiene constancia algunos años más tarde. La gran incógnita es la identidad de Anna, la mujer que le enseñó cómo contentar a un hombre y de la que sólo sabemos que era una especie de concubina de un criado de Sir Thomas Blount, un importante hombre de la época. Y es justo esta identidad lo que ha dado lugar a otra teoría sobre este asunto.

¿Y si todo fue una sátira?

Como hemos visto, a Anna, la mujer que enseñó a Rykener a tener sexo “como si fuera una mujer”, se la describe como la “meretriz de un sirviente de Sir Thomas Blount”. Es curioso que en la frase aparezca el nombre del empleador y no del empleado, algo que sería más lógico. Sin embargo, el nombre que aparece (de forma gratuita) es de Blount. ¿Por qué? ¿Quién era Sir Thomas Blount? Este caballero formaba parte destacada del séquito del monarca inglés Ricardo II, un rey que en junio de 1392 había nombrado un gobernador para la ciudad sustituyendo al alcalde elegido por los ciudadanos. La excusa era que Londres estaba mal gobernada y había muchos problemas de orden público, aunque la verdadera razón era que el rey estaba furioso porque el Consejo Municipal se negaba a prestarle el dinero que quería. Algunos meses después, la ciudad y el rey se reconciliaron y se restauraron los fueros de la ciudad de forma condicional, de modo que el monarca se reservaba el derecho de abolirlos si se encontraba insatisfecho. Eso significaba que las solicitudes de dinero del rey debían ser cumplidas sin rechistar. Tras el arreglo, Ricardo II fue entronizado en una magnífica ceremonia que culminó con su coronación por un joven que representaba un ángel en la calle principal de Cheapside.

Ricardo II
Bajo esta luz, puede verse el caso de Rykener como una sátira contra el rey disfrazada de acta judicial. El recorrido de la prostituta es revelador. Bunford haría referencia a Sir Thomas Despenser, señor de la ciudad y uno de los favoritos del rey. Oxford podría aludir a Richard Robert de Vere, conde de Oxford y otro estrecho colaborador del monarca. Asimismo, las andanzas de Rykener en Londres se realizan dentro de los muros de la ciudad, donde estaba prohibida la prostitución, en lugar de en la zona de extramuros, donde sí se permitía; y es en estas andanzas donde es arrestado. El mensaje es claro: fuera de los muros de la ciudad Rykener actúa con impunidad, dentro es inmediatamente detenido. La buena gobernanza está dentro de Londres, la mala fuera. La guinda la pone la alusión a Blount. En la breve declaración judicial de Rykener pueden verse referencias a tres de los favoritos del rey, y por añadidura al rey mismo.

Y unas últimas pinceladas. El que la mujer que instruyera a Rykener se llamara Anna (un nombre inusual por entonces y asociado a las extranjeras) puede verse como una referencia a la difunta esposa del monarca (Anna de Bohemia). Y el nombre de Rykener, además de tener resonancias con los verbos del inglés medio que se utilizaban para expresar el significado de “contar historias”, puede verse como una alusión a Rick, diminutivo de Ricardo. Visto de este modo, la sátira es feroz, ya que las andanzas de Rykener pueden verse como una parodia del propio Ricardo II. En este sentido, el rey era conocido por su gusto por los favoritos masculinos, por no tener las inclinaciones guerreras de su padre (algo que se consideraba afeminado), y por su incapacidad para engendrar un heredero; en resumen, se le ve como alguien poco masculino. Lo mismo que Rykener, que se viste de mujer, asume una posición pasiva y tiene sexo con hombres como si fuese una fémina. Lo dicho: una sátira feroz, escrita en latín (idioma inusual para los documentos judiciales) y por tanto sólo accesible para los empleados del gobierno de la ciudad, que odiaban al rey.

"Castigo del sexo ilícito". Grabado medieval
Para terminar, tenemos que volver al principio. John Britby, el hombre arrestado junto a Rykener, acababa de volver de un viaje al oeste de Londres (parodia del viaje de Ricardo a York y luego de vuelta para suspender los fueros de la ciudad). El arresto se realizó en Cheapside (el mismo sitio donde Ricardo II fue coronado). Y finalmente ofrece dinero por sexo (al igual que Londres prestó dinero a Ricardo). El desenlace es que Britby y Rykener son finalmente castigados, quizá como expresión de los deseos de los londinenses de que Ricardo acabara pagando sus excesos contra la ciudad. Tal vez esta teoría sea peregrina, pero es lo bastante atractiva como para reseñarla aquí. Al fin y al cabo, a veces la verdad se esconde detrás de lo menos obvio.
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4 comentarios:

  1. Excelente y divertido como Historia o como Literatura

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  2. Hola! te felicito por la innovación en el tema. Ojalá pudieras agregar la bibliografía que usas para documentarte ya que, siempre es útil conocerla y ayuda a que otros puedan seguir buscando.

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  3. Magnífica historia, pero el título es confuso... Rykener es un personaje apasionante, sin duda, pero por lo que aquí podemos leer, no era transexual, sino travestí, y este error ensombrece un texto tan brillante como este

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    1. Ante todo gracias por sus elogios. En cuanto a usar la palabra transexual y no travestido, me basé en una acepción de transexual según la RAE: adj. Dicho de una persona: Que se siente del sexo contrario, y adopta sus atuendos y comportamientos

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