El culto a las reliquias ha sido parte fundamental del
Cristianismo casi desde sus comienzos. No en vano, la primera gran coleccionista
de ellas fue Santa Helena, madre del emperador Constantino. Además de ser la
artífice de la conversión de su hijo y de que este declarara el culto a Jesús
como la única religión del Imperio, realizó una serie de viajes por Tierra
Santa que la llevó a descubrir algunas de los objetos más sagrados del
cristianismo: la cruz, los clavos, la corona de espinas… Todo ello con más de
80 años, lo que añade más mérito al asunto.
Sin embargo, el gran auge de las reliquias fue durante la
Edad Media, donde no había abadía, iglesia o ermita que no se vanagloriara de
poseer alguna reliquia más o menos milagrosa o importante. Incluso particulares
ricos poseían uno o varios de estos objetos. Y como la demanda no hacía sino
aumentar y la materia prima estaba agotándose, surgió un floreciente tráfico de
objetos más o menos sagrados que, a tenor de algunos de los que hemos
encontrado, no sólo abusaban de la credulidad del comprador sino también de su
inteligencia. Les presento algunas de las reliquias cristianas más absurdas de
las que he tenido noticia.
El santo que mudaba
los huesos
Durante buena parte de la Edad Media se conservó en la Catedral
de Milán el esqueleto de un niño. Este esqueleto recibía la adoración de los
fieles y muchos de los que peregrinaban a Roma hacían una parada allí para
rezar. Y es que ese esqueleto no era el de un niño cualquiera, sino de uno muy
especial. Los huesos pertenecían a San Juan Bautista ¡a la edad de 12 años!
Supuesta cabeza de San Juan Bautista |
Cabe pensar que el santo no se quedó sin huesos a tan tierna
edad, sino que adquirió otra osamenta no sabemos por qué milagroso método que
se escapa a nuestra comprensión. En cualquier caso, el nuevo esqueleto tuvo que
ser muy especial. Y extraño. Sólo así se explican los 63 dedos suyos que se
encuentran repartidos por el mundo. Han leído bien: 63. Mención aparte merece
su cabeza… si es que también hubo sólo una.
Efectivamente, al menos 28 iglesias desde Siria a Alemania
conservan fragmentos del cráneo del Santo. Algo que podría no ser extraño si no
fuera porque también se conserva la cabeza entera. De hecho se conserva más de
una. Un total de 16 cráneos del Bautista están repartidos por diversas iglesias
y catedrales. Sin contar el que los musulmanes afirman que es el auténtico y
que se encuentra en la mezquita de los Omeyas, en Damasco. Si todos fueran de
verdad, tendremos que reconocer que el verdugo de Herodes Antipas se ganó el
sueldo a conciencia ese día.
Un(os) santo(s)
prepucio(s)
Las Escrituras son categóricas: Jesús subió a los Cielos en
cuerpo y alma. Por tanto, es imposible que se conserve parte alguna de su
cuerpo metida en algún rico relicario. Claro que lo que subió a sentarse a la
diestra del Padre fue el cuerpo adulto de Jesús, por lo que aquellos atributos
infantiles que fueron mudando a lo largo de su vida sí que podrían estar en
alguna parte. Y si estaban en alguna parte, podían encontrarse, venderse y ser
objeto de culto en alguna catedral.
Postal con una fotografía del prepucio de Jesús |
Algo de esto debieron pensar los avispados traficantes de
reliquias cuando vendieron el prepucio de Jesús. Como todo buen judío, Jesús
fue circuncidado a los 8 días de nacer. Los Evangelios Apócrifos narran que una
de las esclavas de María (sí, sí, han leído bien: una de las esclavas) recogió
el prepucio, lo metió en un jarrón de nardos para conservarlo y se lo dio a
guardar a su hijo que era perfumista. Este hijo le entregó el tesoro a Juan el
Bautista quien se lo dio de regalo a María Magdalena. La reliquia desapareció
durante siglos, hasta que un ángel se lo entrega a San Gregorio Magno quien a
su vez se lo da al Papa León III.
El caso es que en la Edad Media había repartidos por la
Cristiandad hasta 17 de estos prepucios, uno de ellos en Santiago de
Compostela. Había también en la abadía de Charroux (regalado a sus monjes
supuestamente por Carlomagno), en Hildesheim, Metz, Besançon y Amberes, entre
otros lugares. El prepucio de Amberes merece una mención especial, ya que
parece ser que ayudó a Enrique V de Inglaterra a superar su infertilidad y a
proteger a su mujer durante su embarazo. También allí apareció una orden de
caballería, los “Hermanos Caballeros del Santo Prepucio”, que juraron proteger
la reliquia que, por cierto, cada Viernes Santo sangraba. Y no olvidemos que en
la localidad italiana de Calcata se conservaba uno que era sacado en procesión
todos los años, hasta que fue robado en 1983.
Para ser justos, hay que decir que en el año 1900 la Iglesia
abolió el culto al santo prepucio, en vista de la proliferación que había de
ellos. Y es que se conoce que ninguno de los conservadores de tan repetida
reliquia había oído hablar de San León Alacio, quien afirmó que dicho prepucio
ascendió también a los Cielos convirtiéndose nada menos que en uno de los
anillos de Saturno.
Más restos desechables
El prepucio no es el único resto de Cristo que la humanidad tiene.
Así, en Santa María del Popolo en Roma se conserva un fragmento del cordón
umbilical de Jesús. Existen otros dos trozos más de dicho cordón, uno en
Chalons (Francia) y otro en San Martino (Italia). Y cuando digo que son trozos
del mismo cordón umbilical es porque la alternativa es que el niño Jesús
tuviera tres ombligos, algo de lo que no se tiene constancia ni siquiera en los
Evangelios Apócrifos.
Supuesto cordón umbilical de Jesús |
Por supuesto, no podían faltar los dientes de leche del
Salvador. Se han llegado a contabilizar hasta 64 piezas dentales, aunque
algunas fuentes hablan de más de 600 repartidas por diversas partes del mundo.
En cualquier caso, y teniendo en cuenta que Jesús no podía tener más dientes
que un cocodrilo adulto, cabe pensar que alguno de estos dientes debe ser falso.
Vamos, que digo yo desde mi ignorancia en la materia.
Virgen de la Leche, de Pedro Berruguete |
No sólo Jesús ascendió a los cielos en carne y hueso, la
Virgen María también lo hizo. Aunque parece ser que se dejó por el camino un
brazo, el corazón, el hígado y la lengua, que después de mucho vagar terminaron
en las habitaciones de San José de Calasanz, en San Pablo Pantaleone, Roma.
Pero la estrella de las reliquias de la Virgen es sin duda su leche materna. En
Roma, Oviedo y muchos otros sitios se conservan algunas gotas del líquido
elemento. Incluso una
iglesia fue construida fuera de Belén en una roca que se había transformado
milagrosamente en blanca después de entrar en contacto con la leche de la
Virgen cuando ella amamantó a Cristo. Tantas copas de esa leche circularon por
Europa en la Edad Media que Calvino afirmó: “Ni aunque la Virgen hubiera sido una vaca, en toda su vida nunca podría
haber producido tal cantidad de leche”.
Plumas, plumas,
plumas
Que alguien afirme que tiene la pluma con la que San Mateo
escribió su Evangelio puede ser hasta creíble. Pero que hasta comienzos del S.
XX se guardara en El Escorial una pluma del Arcángel Gabriel ya parece un poco
más inverosímil. Al parecer, dicha pluma se le cayó cuando luchaba contra el
mismísimo Diablo. Varias iglesias en Italia y Alemania dicen también conservar
plumas de ángeles, incluidos los también arcángeles Miguel y Rafael.
Representación clásica del Espíritu Santo |
Pero la palma en cuanto a este tipo de reliquias se la lleva
la Catedral de Mainz, cuyo arzobispo afirmaba poseer dos plumas que el Espíritu
Santo perdió cuando se transformó en paloma. Claro que no debió ser lo único
que perdió, porque también sostenía que tenía ¡un huevo! La clave de todo el
asunto quizá sea que aquel que dejara un donativo en la Catedral después de
haber visto tan sagradas reliquias tendría perdonados todos sus pecados. Y es
que no es cuestión de cómo de sagrado es lo que se conserva sino del beneficio
que puede sacarse de ello.
Huellas que dejan
huella
Casi todo el mundo ha visto alguna vez la película “Quo
vadis”, puesto que suelen ponerla por televisión casi todas las Semanas Santas.
Pero por si acaso, les narraré el momento cumbre de la cinta.
Hacia el final de la película vemos como San Pedro intenta
alejarse de Roma, para evitar el martirio al cual estaba destinado junto a
otros muchos cristianos a los que Nerón había culpado de incendiar Roma. Algún
tiempo antes, Pedro ya había sido apresado y metido en la cárcel Mamertina, que
aún puede visitarse, y que está situada debajo del Capitolio. Mientras Pedro
sale de Roma por la Via Appia ve a Jesucristo que camina en dirección
contraria. Inmediatamente Pedro lo reconoce y le dice la famosa frase: "Domine,
Quo Vadis?" (Señor, ¿dónde vas?). Y Jesús le contesta: “Venio Romam, iterum
crucifigi” (Voy a Roma para que me crucifiquen de nuevo). San Pedro entonces lo
entiende todo y da marcha atrás para encontrarse con su destino. Pero como no
se sentía digno de morir como su maestro, pide ser crucificado boca abajo.
Impronta de las huellas de Jesús |
Hasta aquí todo normal, pero es que hay más. Parece ser que
algunas visiones también son capaces de dejar huellas en el suelo. Al menos eso
se desprende de las que hay en la iglesia de Santa María de las Palmas (también
llamada iglesia de quo vadis) erigida en el lugar de la aparición. Y es que
Cristo, viendo que Pedro daba media vuelta y volvía a Roma, desapareció dejando
la impronta de sus pies en una baldosa. Naturalmente, las huellas apuntan a
Roma, como no podía ser de otro modo.
Si se han quedado boquiabiertos, no cierren su boca aún. Y es
que esta no es la huella más increíble que puede encontrarse. En el Vaticano se
conserva la silla en la que Jesús se sentó en la Última Cena. Pero es que en
otra iglesia italiana se conserva la santa huella que su santo culo (con
perdón) dejó en dicha silla. Les juro que no me lo estoy inventando.
Reliquias etéreas
Ya he dicho en otra ocasión que para algunos el valor de una
reliquia estaba relacionado con el beneficio económico que pudieran sacar de
ella. Pero para la mayoría de los fieles que las veneraban, su valor residía en
su espiritualidad. En algo más intangible, en suma. Así pues, ¿por qué no dar
un paso más y presentar reliquias que en sí mismas son intangibles?
Y una de ellas es la que presento ahora. En el Vaticano se
guarda un frasco muy especial. En él se conserva nada menos que un estornudo
del Espíritu Santo. Se desconoce cómo dicho estornudo pudo quedar atrapado dentro
ni si junto a él se encuentra algún tipo de resto de material expectorado. Lo
que sí queda claro es que las palomas también estornudan, por muy divino que
sea su origen.
Representación de San José |
No menos especial es una botella donde se guarda un suspiro
de San José, el padre de Jesús. Sabemos que al parecer lo emitió fruto del
cansancio, y quedó atrapado en la botella de la que acababa de beber. Un ángel
recogió la botella, la escondió y siglos después la encontraron unos monjes que
peregrinaban a Nazaret. Estos monjes la llevaron a Francia, donde fue venerada
durante siglos, hasta que el Vaticano recogió las dos botellas y las guardó en
el Sancta Sanctorum. Y de ahí nuevamente al Vaticano.
Y también allí se guarda otro frasco que conserva nada menos
que los rayos de la Estrella que guio a los Reyes Magos hasta el lugar de
nacimiento de Jesús. También es un misterio como dichos rayos pasaron al
frasco. En cualquier caso, huelga decir que está absolutamente prohibido abrir
cualquiera de estos tres recipientes, pues las reliquias se escaparían y las
perderíamos para siempre. Y eso sería una lástima, sin duda.
Otras reliquias
absurdas
Podríamos llenar páginas y páginas con muchas de estas
reliquias que, como dije al principio, no sólo engañan la fe sino que también
son un insulto a la inteligencia. Pero no podría acabar esta entrada sin al
menos mencionar otras de las reliquias que hacen que nos quedemos sorprendidos:
la cola del burro que Jesús montó al entrar en Jerusalén (de hecho se
conservaban dos colas), sus pañales, una brizna de paja del portal de Belén, 13
lentejas de la Última cena junto al pan sobrante, un trozo de maná, las monedas
que cobró Judas Iscariote (de las que se conservan ¡460!, a pesar de recibir
sólo 30), más pan, este del que sobró cuando Jesús multiplicó los panes y los
peces…
Denario de plata de la época de Jesús |
Pero sin duda mi favorita es la barba de Belcebú, que Jesús
trajo al resucitar y que le había arrancado en el combate que mantuvieron
durante los ¿tres? días que pasaron desde su muerte. Y quién sabe, quizá pronto
este artículo sea también una reliquia. Es cuestión de no desesperar.
Mencionan un esqueleto que recibía la adoración de los fieles lo cual es ridículo. La iglesia únicamente adora a Dios Nuestro Señor.
ResponderEliminarLa Iglesia es tremendamente politeista. Adora a todos los santos y vírgenes del santoral, y por supuesto, a sus santas reliquias, siempre y cuando le sea rentable y pueda así controlar a los fieles.
ResponderEliminarLas reliquias, vírgenes y santos se veneran, no se adoran. Sólo se adora a Dios
EliminarEsa es una respuesta meramente teórica, en la realidad la gente adora a las figuras de diferentes santos. Hay santos para todo, se arrodillan ante sus imágenes. Incluso María tiene una relevancia mayor a Jesús en las clases populares.
EliminarEs imposible negar la imbricación que hubo con el paganismo, incluso con religiones nativas de América latina y procedentes de África(No es gratis la santería) tiempo después.
hay gente ignorante que adora piedras, eso que ni que. el punto es lo que menciona el compañero de arriba, se adora solo a Dios, la veneracion de figuras que representan a los Santos a Maria, o al mismo Jesus, es como si tu pusieras en tu casa la foto de un ser querdio fallecido, creo que no tengo que explicar mas.
EliminarTristemente es así. Han lucrado con Jesús de una forma escandalosa
EliminarBueno sería que todo esto sea acompañado de pruebas gráficas ciertas. Así como está publicado no pasa de ser un relato de igual valor que el de las reliquias mencionadas.
ResponderEliminarNo tiene más que poner en Google "reliquias absurdas"
EliminarBueno, danos una prueba grafica de la existencia de Dios.
EliminarLa creación.
EliminarTodas las religiones y, lógico, la escenografía que las rodea, son falsas. Basta leer un poquito. Que en esta época se siga creyendo en estos cuentos es lo más milagroso que se puede ver.
ResponderEliminarbueno explica a Jesucristo como la única persona en toda la historia registrada que ha marcado un antes y un después en la humanidad.
EliminarBueno, esa creencia de marcar a la humanidad con un antes y un después a la humanidad se lo debemos al Imperio Romano, específicamente a Constantino y Teodosio, quienes vieron en la institucionalización de la religión cristiana la manera de mantener el poder y seguir sometiendo a la población.
EliminarBueno, eso de ser la única persona que ha marcado un antes y un después en la humanidad realmente se lo debemos al Imperio Romano, específicamente Constantino y Teodosio, quienes vieron en la institucionalización de la fe cristiana una potente forma de dominio, de permanecer en el poder y tener sometida a la población por la "voluntad de Dios". Cosa que siguió haciendo la iglesia después de la caída del Imperio y su ventajosa alianza con reinos europeos dominantes para perpetuarse en el poder y seguir imponiendo la fe a la nueva población, por las buenas o por las malas.
EliminarTodo el mundo necesita algo en lo que creer, unos creen ciegamente en la ciencia, otros creen en algo divino, otros en las dos citadas anteriormente y otros en lo paranormal. Para gustos colores, es solo cuestión de respetar las creencias de las personas que te rodean
EliminarSiguen dando mucho dinero. Es lo único que les interesa. Lo demás cuentos chinos.
EliminarSiguen dando mucho dinero. Es lo único que les interesa. Lo demás cuentos chinos.
EliminarMuy respetable creer en un Jesús con veinte prepucios y en suspiros embotellados. Andaaaaa
EliminarExcelente! Si no fuera tan ridiculo me moriria de risa...pensar que en el año 2017 se piense en viajar a marte , inteligencia artificial y tambien en el prepucio de cristo y el estornudo del espiritu santo
ResponderEliminarCuanta ridiculez en un solo artículo... me hizo la tarde, sonbre todo la parte del "santo culo"
ResponderEliminarDesde luego
EliminarHola, Juan Manuel
ResponderEliminarA mí la que me causa cierta "jindama" es la sangre de San Pantaleón, que por lo visto se conserva en Madrid, en un convento. Leí (no sé dónde) que se licuaba cada vez que en España iba a haber graves convulsiones, y que así fue poco antes de la guerra civil.
Estoy recomendando tus artículos y están gustando mucho.
Muchas gracias por tus amables palabras. La verdad es que muchas reliquias no hay por donde cogerlas
EliminarHOLA QUE ILUSOS TODOS CREEMOS LO QUE QUEREMOS
ResponderEliminarMuy buen blog. La verdadera historia es mucho más interesante que las novelas de ficción. Muchas gracias
ResponderEliminarHacia rato no me reia tanto. No sabia que existiesen tantas "reliquias" tan inverosímiles. Gracias por este articulo
ResponderEliminar...en que iglesia tendrán el estiércol de la Paloma del espíritu Santo ?
ResponderEliminarEn cuanto al Santo Culo , también deben haber Santos Mohones , Y Santos papeles de limpiarse el Santo Culo.
ResponderEliminarTengo que admitir que aunque sea creyente y tú comentario puede ofender a alguien, a mí me a hecho demasiada gracia, hay cosas de nuestra religión que ni nosotros nos creemos
EliminarHay algunos que no tienen ni pies ni cabeza como el esqueleto de Juan Bautista, que murio casi con la misma edad de Jesucristo, unis 35 o así. Una qué sí me puedo creer es la pluma con la que se escribió un evangelio, que puede ser bastante creíble y la silla dónde se sentó Jesucristo el día de la última cena. Y lo del prepucio es que no sé sostiene vamos, y mira que ésta que a escrito ésto es muy creyente, pero hay cosas que el que se las crea es que es un poquito retrasado la verdad
ResponderEliminarEs muy interesante tu artículo, desde luego algunas reliquias no tienen ningún sentido, son cosas de la edad media; pero como católico practicante me he sentido un poco ofendido al leer su artículo. Me parece que es injusto cuando se referirse a las reliquias como algo para sacar dinero a los fieles, para engañarnos. Quizás en la edad media en algunos casos fuese así, pero se olvida que también en la actualidad siguen habiendo reliquias y tanto para mí, como para millones de fieles son otra cosa diferente a lo que usted dice. Una reliquia es un trozo de un hueso, o un trozo de tela que estuvo en contacto con el santo o santa en cuestión. Y el sentido que tiene para los Cristianos, es hacernos reflexionar, y ayudarnos con nuestra oración. Los Santos fueron reales, hechos de carne y hueso como usted y como yo, y las reliquias nos recuerdan que todos podemos ser como ellos, ser Santos, tan solo tenemos que dejarnos hacer por Dios, como ellos hicieron.
ResponderEliminarAdemás, cuando habla de la ascensión del Señor, de la virgen, etc.. lo hace en un tono como ridiculizando a los que creemos en esas cosas, y como comparándonos con las personas que se podían creer lo del la botella con el estornudo del espíritu Santo... El problema que veo yo, es que lo mete todo en el mismo saco y resulta un poco ofensivo para los creyentes. Como si fuéramos tontos y nos lo creyéramos todo. Entiendo que la intención de su artículo no sería mofarse de nadie, pero a mí me ha parecido como que ridiculiza un poco a los creyentes, por lo menos así lo he sentido yo. Y además eso da pié a los típicos comentarios de odio a la iglesia, como que todo es una farsa para ganar dinero, etc... cuando la única misión de la iglesia es ayudarnos a salvarnos y acercarnos al Señor...Un saludo.
Hola Vicente, me parece correcto que se sienta ofendido, pero no con el autor del artículo que no hace más que exponer hechos históricos que ilustran el proceder de la iglesia católica ante la ignorancia y la fe de sus creyentes. Lo que ofende e indigna, es que aquellos que nos dicen en el 8º mandamiento: "No dirás falso testimonio ni mentirás.", intenten que comulguemos con esas ruedas de molino. Y no crea que solo pasaba en la edad media.
EliminarNo es cierto que los santos fueron reales, de carne y hueso, como usted dice; al menos no muchos de ellos, tan irreales son algunos, que la misma iglesia católica los ha sacado de la lista tras reconocer que carecen de base histórica. Por ejemplo: San Valentín, San Cristóbal, Santa Bárbara, San Jorge, y otros. Investiga sobre la Reforma Litúrgica de 1969 si quieres más detalles.
Solemos decir que cada quien es libre de creer en lo que quiera, pero muchas veces no hemos tenido opción, y la creencia se nos inculca desde pequeños, cuando somos muy vulnerables. Lo que sí es cierto es que somos libres de desarrollar un pensamiento crítico que nos permita revisar nuestras creencias, y soltarlas cuando lo consideremos oportuno para viajar más ligeros.
Hoy en día disponemos de mucha información al alcance de la mano, si le interesa el tema, le recomiendo el libro: "El catolicismo explicado a las ovejas", de Juan Eslava Galán
Un saludo
Buen artículo, verdaderamente capta la atención y se enfoca en lo ridículo de estos objetos, acentuando lo manipulable que es la gente por ignorancia, seas creyente o no, la religión ha sido un gran negocio desde tiempos inmemoriales, bueno, desde antes de Cristo! Gracias por tan ameno artículo, hombreee!!
ResponderEliminarBuenísimo!!
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