Entre febrero de 1692 y mayo de 1693 se desató un periodo de
histeria colectiva en algunos condados de Massachusetts, en la costa este de
Estados Unidos. Entre 150 y 200 personas fueron detenidas y encarceladas bajo
la acusación de brujería (aunque el número puede haber sido mayor si contamos
las detenciones que no fueron seguidas de acusaciones formales), en una loca
espiral de rumores, paranoia y fanatismo religioso. El resultado final fue que
catorce mujeres, cinco hombres y dos perros fueron ejecutados en la horca (y no
en la hoguera, como erróneamente se cree) bajo la condena de tener tratos con
el Diablo; además, al menos otras cinco personas murieron en la cárcel
esperando ser juzgadas o en las torturas que sufrieron para arrancarles una
confesión.
Uno de los juicios de Salem |
Los puritanos
No podemos entender qué pasó realmente en Salem sin hacer una
breve reseña de quienes eran los puritanos. Los primeros 102 miembros de esta
comunidad religiosa llegaron a América el 11 de noviembre de 1620 a bordo del
barco Mayflower, procedentes de
Inglaterra. La razón del viaje de estas personas era la discriminación que
sufrían por parte de los anglicanos. El puritanismo se basaba en las creencias
calvinistas (que aplicaban con un intenso fervor) y creían que el anglicanismo
no era lo bastante radical. Consideraban que la iglesia Anglicana no había
terminado de romper del todo con Roma y la acusaba de estar demasiado cerca del
poder (cosa cierta, por otra parte), preocupándose más de hacer política que de
procurar la salvación de las almas de sus feligreses.
El Mayflower |
Fue así como desembarcaron en Nueva Inglaterra llevando
consigo todas sus supersticiones y su fe total y absoluta en Dios. Estaban
convencidos de que cualquier fenómeno natural inexplicable para ellos era un
castigo divino (sin duda impuesto por sus pecados) y que cualquier enfermedad o
dolencia que no pudiera ser sanada con ungüentos, sopa caliente y oración era
producida por el Diablo. Su fe en que Dios lo dirigía todo se plasmaba en su
constante cita de la Biblia a la menor ocasión. La crónica de un viajero de la
época narra como “nunca completan un
trato, o hacen una broma, sin un texto de las Escrituras al final”.
Puritanos |
Un detalle importante es el papel de la mujer en su sociedad.
No sólo estaban en un estado de completa sumisión al hombre, sino que también
se consideraba que eran débiles de cuerpo y espíritu, hasta el punto de que
llegó a celebrarse un concilio para debatir si tenían alma. Vivían totalmente
entregadas a las labores domésticas y al cuidado de los hijos. Esta creencia
tenía una doble vertiente; por un lado, se creía que eran las víctimas perfectas
para los ataques del Diablo, y por otro
se consideraba que cualquier mujer cuya conducta se saliera de lo que se
consideraba normal era muy probablemente una bruja con poderes sobrenaturales,
presta a hacer daño a la comunidad.
Samuel Parris |
El comienzo
El reverendo Parris tenía tres hijas y una sobrina a su
cargo. Para cuidar de ellas contaba con una esclava procedente de Barbados
llamada Tituba, que además entretenía a las niñas con cuentos de vudú y
leyendas de su tierra. El 20 de enero de 1692, Elizabeth Parris (una de las
hijas del reverendo) y su prima Abigail Williams empezaron a mostrar extraños
síntomas: tenían convulsiones, fiebre alta y gritaban extrañas incoherencias que
nadie entendía. Pronto otras cinco niñas empezaron a tener los mismos síntomas,
a los que algunas añadieron que sentían mordeduras y picaduras en la piel. Unos
días más tarde, la hija de Parris, ante una regañina de su padre, lanzó una Biblia
al suelo y empezó a proferir todo tipo de blasfemias mientras saltaba de un
lado a otro. El resto de las niñas comenzaron a imitarla. Preocupados, los
habitantes de Salem llevaron a las niñas a un médico (tradicionalmente
identificado como el doctor Griggs), quien no sabiendo qué les pasaba, sugirió que todo podía ser un caso de posesión demoniaca.
Grabado que representa a Tituba |
El reverendo Parris se convenció inmediatamente de que esa
era la causa, ya que los síntomas de las niñas eran muy similares a los
sufridos por otras de Boston y que estaban recogidos en un libro que
había llevado consigo titulado “Providencias
Memorables Relacionadas con Brujerías y Posesiones” (de resultas de ese
caso una lavandera llamada Ann Glover, también conocida como "Goody Glover", y que trabajaba para
la familia, fue acusada, condenada y ejecutada por brujería). Las niñas fueron
presionadas para señalar a las causantes de sus males, y Elizabeth Parris
señaló a la esclava Tituba, a Sarah Osborne y a Sarah Good. Osborne era una
mujer adinerada que no había asistido a la iglesia en tres años debido a una
enfermedad y a su afición al alcohol, y que estaba en pleitos con otra rica
familia de Salem, los Putnam (casualmente, muchos de los acusados posteriormente
mantenían disputas con esa familia), y Good era una indigente y marginada
social que estaba embarazada en el momento de su arresto. Las otras niñas
corroboraron la acusación.
Placa en honor de Sarah Good en Salem |
Tituba confesó ser culpable de los cargos, pero dijo que era una
víctima más de Osborne y Good. Declaró que había volado por el aire a su
antojo, que era una bruja, aunque había sido engañada por las otras dos
acusadas. Según parece, su confesión buscaba desviar la atención y que no se
acusara a su marido John Indian, que había sido obligado por otra vecina de
Salem a hacer un pastel con harina de centeno y orina de las afectadas (algo que se
conocía como “pastel de brujas”) para
averiguar el origen de sus males, siguiendo la magia tradicional inglesa. Esta
confesión hizo que se desatara la histeria colectiva, y durante el año
siguiente la locura se adueñó de esta localidad. Además, sirvió para que Tituba
fuera condenada a prisión y no a muerte, como sí lo fueron Osborne y Good
(aunque Osborne murió en prisión antes de ser ahorcada).
La espiral de
histeria
Pocos días después, las niñas acusaron también a Martha Corey,
una intachable anciana cuyo único pecado era afirmar que las "afligidas" (como se conocía a las personas afectadas por una posesión) mentían y
que no había posesión demoníaca alguna. Se desató entonces una espiral de
acusaciones entre vecinos. Todos vigilaban a todos y cualquier palabra
precipitada podía ser el detonante de una acusación de brujería. Las mujeres
acudían a los oficios con un capuchón para no ser reconocidas. Además, cuando
alguien era arrestado podía buscar no ser condenado a muerte afirmando que era
una víctima más y acusando a otra persona de ser bruja, lo que elevó la paranoia
hacia límites increíbles; subió hasta el punto de que llegó a arrestarse a la hija de
cuatro años de Sarah Good acusándola también de ser una bruja. Las acusaciones
y los arrestos se hicieron masivos, y algunos vecinos aprovechaban la situación
para señalar a otros con los que mantenían rencillas personales.
Arresto de una mujer en Salem acusada de brujería |
Algunos hombres fueron también acusados bajo el delito de ser
“jefes de brujas”. Uno de los casos
más llamativos fue el del antiguo reverendo de Salem George Burroughs,
desposeído de su cargo dos años atrás después de denunciar a la comunidad por
no pagarle el sueldo. Una de las niñas le acusó de entrar una noche en su
habitación, escribir su nombre en un libro y después morderla en la espalda. A
pesar de que la noche en que la niña dijo que pasó todo Burroughs estaba en
otra ciudad bastante alejada de Salem, fue condenado y ahorcado por brujo. Fue
el único reverendo de la historia de Estados Unidos en ser ejecutado.
Examen de una acusada buscando "signos del Diablo" |
Antes de ser juzgadas, las acusadas pasaban por un examen
donde se buscaban “signos del Diablo”.
Estos signos eran generalmente lunares, por lo que pocas se libraban de ser
acusadas formalmente. Si a eso añadimos que bastaba que otra persona afirmara
que era bruja para ser enjuiciada y condenada, la situación se hizo insostenible
para las acusadas. Y es que el pueblo pedía sangre, hasta el punto de que
cuando el juez falló a favor de una anciana llamada Rebecca Nurse los
asistentes estallaron en cólera, rompiendo los bancos del tribunal. El juez,
amedrentado, corrigió el veredicto y la condenó a la horca. Poco después, el
gobernador le concedió un indulto, pero ante el clamor popular lo retiró. Fue
ahorcada el 19 de julio de 1602 en Gallows Hill, una colina cercana a Salem.
Tortura de Giles Corey |
En total fueron ejecutadas en la horca 19 personas, además de
dos perros (se creía que estos animales actuaban como vehículos del Diablo). A
estas muertes hemos de añadir las personas que murieron en prisión o bajo
tortura. Mención especial merece el caso de Giles Corey, esposo de la
anteriormente mencionada Martha Corey. Fue acusado de brujería, pero se negó a
prestar declaración y solicitar juicio, por lo que lo sometieron a una tortura
conocida como “la tortuga”,
consistente en ponerle piedras pesadas sobre el cuerpo. Cuando se le preguntaba
si quería confesar él sólo pedía que pusieran más peso. Finalmente murió asfixiado
tres días antes de que su esposa fuera ahorcada, pero su muerte sin haber sido
enjuiciado sirvió para que sus hijos pudieran heredar sus propiedades.
El fin de la locura
Hacia octubre de 1692 comenzaron a alzarse voces contra los
procesos que se estaban viviendo en Salem. Entre esas voces destacó la del
presidente de la Universidad de Harvard, que denunciaba lo que se llamó “evidencia espectral”, es decir, la
acusación y condena basándose solamente en sueños y visiones. Poco después, el
gobernador de Massachusetts William Phips prohibió nuevos arrestos. Se
eliminaron muchas actas de acusación, dejando en libertad sin cargos a los
acusados. No obstante, se siguieron celebrando juicios hasta mayo de 1693,
aunque la mayoría de los acusados fueron absueltos y a los que no lo fueron se
les indultó.
Rebeca Nurse ante el tribunal |
Posteriormente, muchas de las personas que acusaron a otras de ser brujas se
desdijeron de sus palabras y afirmaron que habían mentido. Particularmente
curioso fue el caso del reverendo Parris, cuya hija había iniciado todo el asunto.
En los procesos contra vecinos de su parroquia se ponía de parte de los
acusadores, al contrario que los reverendos de las parroquias vecinas, que
defendían a sus feligreses que eran acusados. Fue acusado por los vecinos de
Salem y él se defendió escribiendo el ensayo “Meditions for Peace”. Finalmente, ante lo insostenible de su
situación, renunció a su cargo y abandonó el pueblo en 1696.
Museo de las brujas en Salem (actual Danvers) |
Muchas causas se han barajado para explicar el fenómeno de
histeria colectiva en Salem, desde las rivalidades entre familias hasta la
ingestión del cornezuelo (un hongo de efectos alucinógenos que crece junto al
centeno y que pudo pasar a la harina con la que se hacía el pan), pasando por la
situación de opresión que vivía la mujer en esa época. Probablemente la
explicación es una mezcla de todo ello. Hoy en día Salem se llama Danvers, y es
un turístico destino dentro de Estados Unidos aprovechando el horror que se
vivió durante más de un año allí. Cuenta con un “Museo de las Brujas”, donde el
visitante puede conocer la historia. Si viajamos a la costa Este de los Estados
Unidos, no debemos olvidar visitarlo y recordar a las víctimas de la
intolerancia y el fanatismo.
He aquí el peligro las religiones. Todos tenemos derecho a creer lo que queramos y a no ser perseguidos por nuestras creencias, pero el Estado no debería alimentar supercherías, y la Católica es una de ellas además de la mayor secta del mundo, hoy día no es una secta peligrosa pero lo fué y podría volver a serlo.
ResponderEliminarno sé desde donde escribes, pero en España la iglesia no mata pero ataca constantemente la liberta de expresión e insisten en imponer su "modelo" de familia creando una gran intolerancia hacia la diversidad de género, entre otras... En resumen, que siguen alimentando odio
EliminarEl fanatismo antireligioso también es muy peligroso y culpar a la religión por la visión que se tenía en el pasado es absurdo.
EliminarQuerido Pablo. En mi España la iglesia ayuda y alimenta la concordia. No se en q submundo vives tu.
ResponderEliminarNo se de dónde sacas eso de Danvers, pero Salem sigue existiendo en la actualidad y se sigue llamando igual... Tanto el museo como las fotos que pones corresponden a Salem a 25 minutos de Boston, y no a Danvers que es un pueblo más al norte.
ResponderEliminarDe aquí
Eliminarhttps://www.salemwitchmuseum.com/sitestour/Danvers
He de reconocer que tenías razón, mis disculpas. Sin embargo el pie de foto del museo sigue dando una información errónea. Yo he estado personalmente varias veces en ese museo de las brujas y no es en la actual Danvers, si no en la actual Salem.
EliminarQué rápidamente pedimos sangre los seres humanos cuando nos asustamos. Es curioso y triste.
ResponderEliminarEn tu España, la iglesia tapa los casos de abusos sexuales a niños y no tiene que pagar impuestos. El que no sabe donde vive, querido anónimo, eres tú
ResponderEliminarA mi me ha gustado la narración, es amena y a la vez creíble.
ResponderEliminarEn definitiva, casos como este deben hacernos pensar que los seres humanos, están por encima de las ideas y religiones.
Gracias por tus amables palabras
EliminarHoy en día en España, es una institución,casi siempre ligada a posiciones neo fascistas, viven de los impuestos, tapan la plaga de la pederastas,ayudándoles,influyen en política, et,etc una secta dañina....y si alguien dice que ayudan a los pobres,lo hacen con el dinero del estado( como los hermanos musulmanes) por interés
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