Tras el fracaso de la campaña de Rusia (donde casi 400.000 hombres
de la Grande Armée murieron) y la
derrota en Leipzig ante la Sexta Coalición, el destino de Napoleón Bonaparte
estaba sellado. Las fuerzas aliadas de Rusia, Austria y Prusia invadieron
Francia y tras vencer una última y desesperada resistencia en la Batalla de
París, sus tropas desfilaron por la capital francesa. Despojado días antes del
título de Emperador por el Senado, el 6 de abril de 1814 Napoleón abdicó sin
condiciones. El hombre que durante cerca de 20 años había dominado los campos
de batalla de Europa parecía acabado. Los vencedores debatieron entonces qué
hacer con Napoleón.
Salida de Napoleón de Elba |
La huida de Elba
Tras la salida de Napoleón al exilio el 28 de abril de 1814,
en Francia se reinstauró la monarquía borbónica en la figura de Luis XVIII.
Como en el Tratado de Fontainebleau el país no había sido maltratado (se le
reconocieron las fronteras de 1792 y se le eximió de pagar indemnizaciones de
guerra), el nuevo rey pudo dedicarse a tratar de recuperar a Francia de un
cuarto de siglo de guerras, y dando muestras de su carácter progresista, juró
una Constitución que convertía a Francia en una monarquía parlamentaria. Sin
embargo, la tarea no era fácil. Algunos de sus allegados conspiraban para
restablecer el Absolutismo. A estos problemas, se añadía el descontento de los
veteranos del ejército de Napoleón, que o bien habían sido licenciados o bien
estaban sin destino y cobrando media paga. El ambiente de guerra civil empezó a
calar.
Abdicación en Fontainebleau |
Napoleón seguía con atención todos estos acontecimientos. Además
de ver con agrado que sus antiguos soldados brindaban “a la santé du petit caporal” ("A la salud del pequeño cabo", nombre
cariñoso que le dieron sus hombres) y anhelaban su vuelta, una serie de
problemas personales le predisponían a regresar a Francia. No se le permitió
asistir al funeral de su primera esposa Josefina, y tampoco le dejaban visitar
a su segunda esposa y a su hijo. Por otra parte había dejado de recibir su
pensión, por lo que empezaba a pasar dificultades financieras. Y para terminar,
las noticias que le llegaban del Congreso de Viena eran inquietantes: algunos
proponían alejarle de Europa y trasladarle a las Azores o más allá, e incluso había quien
propugnaba por asesinarle.
Cruce del Inconstant y el Zéphir |
Así las cosas, Napoleón aprovechó un descuido de la guardia
francesa y británica y el 26 de febrero de 1815 embarcó junto a 600 hombres en
el navío “L’Inconstant” rumbo a
Francia. Cuando subió a bordo hizo gala de su sentido teatral y pronunció la
famosa frase de Julio César: “La suerte
está echada”. Un día después, y ondeando la bandera tricolor a modo de
desafío, su barco se cruzó con el pequeño mercante “Zéphir”, que ondeaba la bandera blanca de los Borbones. Dumas
afirma que el titular de “Le Moniteur
Universel” de ese día fue:
“El Antropófago ha salido de su guarida”
Finalmente, el 1 de marzo Napoleón llega a Golfe-Juan, cerca
de Antibes. Según Dumas, “Le Moniteur
Universel” tituló al día siguiente:
“El ogro de Córcega acaba de desembarcar en Golfe-Juan”
Como se ve, el ánimo en este periódico era declaradamente
hostil a Bonaparte en estos días.
Evitando la Provenza
Nada más desembarcar, se distribuyó una proclama de la
guardia imperial instando al ejército y a la población a unirse a la causa de
Napoleón (“El águila con los colores
nacionales volará de campanario en campanario hasta las torres de Notre Dame”).
Sin embargo, Bonaparte no las tenía todas consigo; sus tropas eran escasas y le
quedaba un largo camino hasta París en el que podía pasar cualquier cosa. Además,
debía evitar en su marcha pasar por la región de Provenza, mayoritariamente
leal a los Borbones. Así pues, decidió tomar primero una ruta por los Alpes que
le llevara a Gap y a Grenoble (esta ruta sería posteriormente conocida como Route Napoleón). El 2 de marzo inició la
marcha.
Napoleón es aclamado por las tropas enviadas a detenerle |
Durante los primeros días Bonaparte fue recibido en los
sitios por los que pasaba con una mezcla de calma y resignación. Sin embargo, el
5 de marzo Napoleón llegó a Gap, donde le recibieron entre aclamaciones. Al día
siguiente, y siempre según Dumas, el titular fue:
“El tigre ha llegado a Gap”
También el 6 de marzo se informa por fin a Luis XVIII de la
situación. El rey y su gobierno reaccionan con calma, ya que creen contar con
la lealtad de los mandos del ejército. Ordena que todas las tropas de los
alrededores acudan a impedir la marcha del corso. Y en efecto, el 7 de
marzo la columna de Napoleón es interceptada cerca de Grenoble por un batallón
del ejército. Los soldados de ambos lados forman en orden de batalla; pero
Napoleón se adelanta a sus tropas, y abriéndose la casaca grita: “¡Si alguno de vosotros es capaz de disparar
a su emperador, hacedlo ahora!”. Todos tiran las armas y le rodean
vitoreándolo. Su pequeño ejército empieza a ver engordadas sus filas. Ese mismo
día entra en Grenoble entre aclamaciones, y el supuesto titular fue:
“El monstruo ha dormido en Grenoble”
Al día siguiente Napoleón parte hacia Lyon en la siguiente
etapa de su viaje (bautizado como “El
vuelo del águila”). A su paso sale el 7º Regimiento de Línea, aparentemente
para interceptarlo; sin embargo, oficiales y tropa se unen al emperador. Dos
días después entra en Lyon, donde todas las instituciones le juran fidelidad.
Según Dumas, el titular de “Le Moniteur
Universel” fue el siguiente:
“El tirano ha atravesado Lyon”
La bravata de Ney
Napoleón continúa su marcha hacia París. Luis XVIII empieza a
alarmarse por la situación, y junto a los representantes de Austria,
Inglaterra, Rusia, Prusia, España y Suecia, emite una declaración en la que
proclama a Bonaparte “enemigo de la paz
mundial y forajido fuera de la ley”, ordenando a todas las tropas su
inmediato arresto. Mientras tanto, Napoleón prosigue su marcha. El día 15 de
marzo Bonaparte duerme en Autun, a algo menos de 300 kilómetros de París. El
periódico, según Dumas, tituló:
“El usurpador ha sido visto a 60 leguas de la capital”
Mientras tanto, el mariscal Ney, antiguo colaborador de
Napoleón que se había pasado al bando de los Borbones, y que había prometido
traer “al usurpador de vuelta a París en
una jaula de hierro”, recibe el 14 de marzo una carta de puño y letra del
mismísimo emperador. En ella, Napoleón le pide en términos cariñosos que se una
a su causa. Tras pasar la noche en vela, decide hacerlo junto a sus 6.000
hombres. No obstante, contesta con otra carta en la que advierte a Bonaparte
que no tenga tentaciones de gobernar como un tirano. Ambos hombres se
encuentran el 17 de marzo en Auxerre, a 150 kilómetros de París. Entre vítores,
se abrazan públicamente. Y según Dumas, el titular de esa fecha fue:
“Bonaparte avanza rápidamente, pero no entrará nunca en París”
El mariscal Ney |
La línea editorial del periódico parecía estar cambiando: del
odio de los primeros días a un calculado y prudente desprecio. Pero quizá lo
más llamativo de la situación es el cartel que ese mismo día cuelga un bromista
anónimo en la plaza de Vendôme de París, en el que puede leerse: “De Napoleón a Luis XVIII: mi querido amigo,
no es necesario que mandes más tropas, ya tengo suficientes”. Bonaparte
estaba casi a la vista de París, y Luis XVIII empezaba a darse cuenta de que
todo estaba perdido.
La llegada a París
La capital francesa estaba ya casi al alcance del corso. Los
pueblos por donde pasaba la comitiva y las cada vez más numerosas tropas de
Napoleón tocaban las campanas con alegría cuando veían acercarse la columna del
emperador. Bonaparte se deshacía en promesas de reformas, ya que era consciente
de que el pueblo francés no toleraría una vuelta a la tiranía. Y mientras
tanto, y siempre según Dumas, “Le
Moniteur Universel” iba virando del odio y el calculado desprecio a una
posición más neutral. Fruto de ello fue el titular del 19 de marzo:
“Napoleón estará mañana frente a nuestros baluartes”
Y es que se mantenía la duda de si Luis XVIII trataría de
defender París del avance de Napoleón, de ahí que el periódico actuara con
cautela.
Napoleón es aclamado en París |
Ese mismo día Napoleón entra en Fontainebleau, algo que
recoge el siguiente titular del periódico:
Obsérvese que Napoleón ya no es el ogro, ni el monstruo, ni el tigre; ni siquiera se le nombra con el impersonal “Bonaparte”. Ahora es “el emperador”, lo que indica que “Le Moniteur Universel” cambiaba de bando rápidamente. Y es que Luis XVIII había desoído el consejo de su ministro Chateubriand de esperar a Napoleón “sentado en el trono y con el título real en la mano”. “No estoy de humor para eso”, dijo el rey mientras preparaba su huida de París a Gante con toda su corte, buscando refugio. Luis XVIII dejaba el campo libre a Napoleón y se marchaba sin ofrecer una última resistencia, algo que le valió el desprecio del resto de los países europeos. Los aristócratas y los monárquicos de la capital francesa, junto a muchos clérigos, empezaron a reunir sus pertenencias para huir rápidamente, imitando al rey.
“El emperador ha llegado a Fontainebleau”
Obsérvese que Napoleón ya no es el ogro, ni el monstruo, ni el tigre; ni siquiera se le nombra con el impersonal “Bonaparte”. Ahora es “el emperador”, lo que indica que “Le Moniteur Universel” cambiaba de bando rápidamente. Y es que Luis XVIII había desoído el consejo de su ministro Chateubriand de esperar a Napoleón “sentado en el trono y con el título real en la mano”. “No estoy de humor para eso”, dijo el rey mientras preparaba su huida de París a Gante con toda su corte, buscando refugio. Luis XVIII dejaba el campo libre a Napoleón y se marchaba sin ofrecer una última resistencia, algo que le valió el desprecio del resto de los países europeos. Los aristócratas y los monárquicos de la capital francesa, junto a muchos clérigos, empezaron a reunir sus pertenencias para huir rápidamente, imitando al rey.
Luis XVIII |
El 20 de marzo Napoleón entra triunfalmente en el palacio de
la Tullerías. Las calles se llenas de gente cantando “La Marsellesa” y gritando consignas a favor de Bonaparte y de la
Revolución. Y según Dumas, “Le Moniteur Universel” completa su viraje y titula:
“Su Majestad Imperial y Real hizo ayer su entrada en su palacio de las Tullerías en medio de sus fieles súbditos”
Napoleón era de nuevo el dueño de Francia. Había llegado desde Elba hasta París sin disparar un solo tiro. Acababa de nacer “el Imperio de los 100 días”. Sin
embargo, sabe que pese a las apariencias cuenta con pocos apoyos y se verá obligado
a gobernar junto a antiguos colaboradores que le traicionaron, como Fouché; de
ahí su sorprendente declaración: “No
guardo rencor a nadie”. Sabe también que las dificultades que le esperan
serán máximas, puesto que muchos de los que estaban ahora de su lado empezarían
a conspirar contra él en poco tiempo. A eso se une que las autoridades de la
región de la Vendée movilizan a la población contra él.
Viñeta satírica sobre el regreso de Napoleón |
Pero sobre todo sabe que su retorno se basa en una endeble
promesa de paz y mano tendida a sus enemigos externos que no podrá cumplir. En
efecto, el 25 de marzo Austria, Rusia, Prusia y el Reino Unido forman la
Séptima Coalición contra él, comprometiéndose a poner en el campo de batalla
150.000 soldados. No sabemos si el deseo de paz de Napoleón era sincero o si sólo
deseaba ganar tiempo para realizar reformas que le consolidaran y poder enfrentarse a sus enemigos más adelante.
En cualquier caso, Bonaparte se vio obligado a reunir a toda prisa un ejército
con el que tomar la iniciativa y derrotar a sus poderosos enemigos. Como ya
conocemos, su empeño no tuvo éxito y sería definitivamente derrotado el 18 de
junio de ese mismo año en Waterloo. Pero eso quizá sea tema de un próximo artículo.
Excelente Artículo , Narración Del Escritor Alejandro Dumas, Acerca De Los Últimos Cien Días Del Imperio De Napoleón...Gracias por Compartir Cultura.
ResponderEliminarGracias
EliminarTienes el nombre del libro?
ResponderEliminarMe temo que no
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